El local es moderno, tiene en su entrada una barra donde es posible disfrutar de un gran número tanto de vinos como de cervezas. A la derecha se encuentra el comedor que es una estancia grande con mesas separadas. La sala es sobria en tonos blancos y azules.
Nada más entrar, nuestro anfitrión, Paco Espinosa, vino a recibirnos y nos recitó la carta. Ante la cantidad de platos decidimos dejarnos aconsejar y nos hizo una especie de menú degustación compuesto de sardinas con cebolla, langostinos de Sanlucar, almeja en salsa, calamares a la romana, alubias, y mero.
Las sardinas son las que tanta fama han dado a nuestro protagonista. Son lomos de sardina desespinados y marinados. Se sirven con cebolla y aceite de oliva. Para mi gusto los trozos de cebolla eran demasiado grandes, los lomos no estaban bien desespinados, el aceite es excesivo y además el sabor no es lo suficientemente limpio. Para mi no es un buen plato, pese a la fama que tiene.
Los langostinos de Sanlucar, que vienen a la plancha, estaban exquisitos, pura materia prima. Tersos y prietos y con las cabezas repletas de sustancia. Es un buen plato, pero no refleja una cocina, ya que el único mérito del cocinero es no haberlos pasado. Además el precio es de 80 € el kilo, así que tampoco es para comer demasiados.
Las almejas en salsa, fue una minirración para probarlas. La verdad es que no me gustaron demasiado, si bien creo que es más porque de un tiempo a esta parte, por como esta el mar, las filtradoras (berberechos, navajas, almejas, mejillones...) ya no saben como antes. Y desde mi punto de vista bastante caras para lo que es el plato. Cuatro almejas 11,50 euros.
Los calamares estaban bastante buenos, el rebozado no era era masa pesada que te ponen en otros sitios sino que apenas era una fina piel que recubría las anillas. Y no estaban en absoluto duros. Pero no fue un plato memorable porque estaban demasiado grasientos como podéis observar en la foto.
El guiso de alubias, que era una especie de fabada pero sin cerdo, sino con pescado, estaba espectacular, el sabor era muy pronunciado y la textura de la legumbre muy bien cuidada. Y por último el mero me encantó. Era una gran tajada de mero pasada por la plancha y terminada en el horno, acompañada de unas patatas cocidas y ensalada. El pescado estaba en su punto, al igual que las patatas y la ensalada aportaba un toque de frescor que ensamblaba el conjunto.Todo ello regado por un Viñas del Vero. De postre flan con nata.
En resumen un restaurante con una buena materia prima pero con una ejecución irregular. Es cierto que pedimos demasiado y que ello se reflejó en el montante total de la cuenta. Pero aún así dicho precio no vino acompañado de un grado de satisfacción parecido. Me pareció caro. Por ello para mí es una y no más, ya que hay opciones con mejor relación calidad precio.
Revisado 28 de Junio de 2012
Por casualidad un día terminamos nuestra jornada por la zona y decidimos revisar nuestra crítica y para ello pedimos unas gambas de Huelva, una cigala, una ración de alcachofas baby, y el mero que nos había encantado en la anterior visita.
Las gambas, como los langostinos de la visita anterior, estaban exquisitas, simplemente pasadas por la plancha. La cigala si bien se veía un excelente ejemplar y hubiese sido un bocado suculento, el cocinero se había pasado y tenía demasiada plancha para mi gusto. Las alcachofas venían salteadas con un refrito de ajo y pimenton por encima. Estaban demasiado grasientas. El mero espectacular como la vez anterior. También en esta ocasión pese a no haber tomado ni vino ni postre llegamos a los 40 euros por persona. Lo cual para mí confirma su calificación actual.