Martes, 29 Mayo 2012 18:30

La vara de medir

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El otro día estaba yo comiendo con mi familia, y estuvimos hablando de las críticas de mis experiencias. Y alguno de mis hermanos me comentaba que quizá era muy duro con algunos restaurantes. Y añadía que un mal día lo tiene cualquiera y que detrás de ese negocio hay unas personas trabajando.

Reflexionando acerca de ello, estoy completamente de acuerdo en que soy muy duro. Y que esa dureza viene de tres puntos fundamentales:

El primero de ellos es crear un standar de calidad por debajo del cual comer es alimentarse, pero ya no es la experiencia hedonista que yo trato de encontrar en los restaurantes. Por supuesto que valoro las esferificaciones, las espumas y los aires, pero no por ello dejo de disfrutar de unas lentejas bien hechas, un buen guiso de carne o incluso una buena tortilla de patata. Pero siempre partiendo de una calidad de materiales y de un buen hacer de los profesionales tanto en cocina como en sala. Separar el grano de la paja es un proceso en el que a veces se necesita ser muy exigente porque sino se cuelan restaurantes que no llegan a la calidad que me gusta recomendaros.

El segundo punto es que a mi, como a la mayor parte de la gente, me cuesta mucho ganar el dinero. Y entonces valoro mucho cada euro. Una vez gastado lo obligatorio entre pagar casa, luz, agua, y los gastos profesionales. Lo que queda para ocio, yo lo dedico a disfrutar en el negocio de otros. Hay gente que lo gasta viajando, otros comprando ropa, otros haciendo regalos, yo lo gasto en restaurantes. Y eso hace que cada euro que yo les doy me tiene que ser retribuido en materia y disfrute. Al igual que si yo compro ropa no me gusta que venga sin un botón, o con decoloraciones. O si gasto en viajes no me gusta que el avión se retrase o que el hotel al que voy esté lleno de insectos. Yo doy mi perfecto dinero y necesito que el hostelero en cuestión me de su servicio perfecto.

El tercer punto es que creo que para garantizar una calidad hay que exigir. Si tu subes a un taxi y le dejas que te lleve dando vueltas y que te cobre suplementos que no existen, haces que la imagen del negocio global caiga. Si se consienten retrasos continuos en una compañía aerea y nadie protesta, esa compañía seguirá llegando tarde y antes o después habrá otros problemas mas graves. Por ello, yo creo que hay que ser exigente con la hostelería para que los profesionales no se relajen y no se conformen con cualquier cosa. Que sacar lo que sea en un plato no le de derecho a cobrarte. Tiene que ser algo que merezca la pena que pagues por ello. Y no solo por mí, sino para que vaya quien vaya se le trate igual.

Si que es cierto que puede que justo el día que tuve una mala experiencia tuviesen un mal día. No es excusa. Pero vamos a tratar de verlo desde otro punto de vista. Yo voy a un restaurante un día cualquiera. Pido platos al azar de la carta y me lo traen todo rápido, bien hecho, con una materia prima excelentes. Y a la hora de pagar, me traen una cuenta de 100 euros, y pongo 73,50. Y me preguntarán:

Restaurante   ¿Y el resto?
Cliente          No, es que hoy he tenido un mal día como cliente y solo le voy a pagar eso. Pero no se preocupe que mañana vuelvo y seguro que tengo un buen día y le pago el 100% de la factura
Restaurante: Ya Señor, pero es que nosotros lo hemos hecho todo bien y el precio de la comida son 100 euros y Usted solo nos ha pagado 73,50. Nos debe 26,50.

Y mi pregunta es: ¿ Y si al final no pago los 26,50, me dejarán comer al día siguiente? Claro que no, y es mas, hasta puede que me denuncien. ¿ Y cuando yo pago 100 y me dan de comer como si de 73,50 se tratase? ¿Donde reclamo la calidad que se me debe? Por eso si no he comido bien en un sitio porque tenían un mal día, suelo volver, pero si no fuese así, tienen que cargar con las consecuencias como yo me llevo la mala comida al precio que me la han vendido.

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Desde que tengo recuerdos, siempre has estado a mi lado, e incluso antes de lo que puedo recordar. En tu nombre y siempre junto a ti he vivido; y muchas son las vivencias en las que siempre apareces. No hay día en que no piense en ti, y si un día no te he visto... no ha sido lo mismo.


Por ello, hoy, creo que estoy preparado para reconocer la importancia que tienes en mi vida, es más, reconozco que sin ti no entiendo la vida. Y por ello quiero publicar este blog para que todo el mundo lo sepa.

LoGourmet